
Este 6 de junio se celebra el Día de la Ingeniería en homenaje a la primera promoción de ingenieros civiles que egresó de la Universidad de Buenos Aires en 1870. Esta fecha personifica a estos profesionales en Luis Augusto Huergo, destacado ingeniero nacional que fue parte de esa primera oleada de 12 egresados.

Luis A. Huergo: pionero de la ingeniería argentina
Luis Augusto Huergo fue el primer ingeniero civil recibido en la Argentina y un referente fundamental del desarrollo técnico del país. Su carrera estuvo marcada por una fuerte defensa de la ingeniería nacional y por el compromiso con soluciones adaptadas a las condiciones específicas del territorio argentino.
Ya desde su tesis de graduación, Huergo planteó debates relevantes, como la discusión sobre el ancho de trocha de los ferrocarriles, oponiéndose a la simple importación de modelos europeos sin considerar las realidades locales.
En 1876, dirigió la construcción del primer puerto de Buenos Aires en el Riachuelo, una obra clave que permitió el ingreso de buques de ultramar. Más tarde, presentó un ambicioso proyecto para un nuevo puerto con diseño en forma de “peine”, pero el gobierno eligió el plan de Eduardo Madero, ejecutado por ingenieros ingleses. Huergo criticó duramente esa decisión, anticipando los problemas que luego se comprobaron: hacia 1902, Puerto Madero estaba colapsado y en 1907 se comenzó a construir el Puerto Nuevo, inspirado en el diseño original de Huergo.
Su actividad fue vastísima: participó en proyectos de vías navegables, ferrocarriles, puentes, industrias, minería y control de inundaciones, además de desempeñarse como docente, decano de la UBA y fundador del Centro Nacional de Ingenieros y la Sociedad Científica Argentina. En 1910 presidió el Congreso Científico Internacional Americano.
Ese mismo año, con 73 años, asumió la dirección del primer yacimiento de petróleo argentino en Comodoro Rivadavia, convirtiéndose en precursor de la soberanía energética nacional y en una figura clave en los orígenes de lo que luego sería YPF.
Falleció en 1913, a los 76 años, dejando un legado indeleble para la ingeniería y el desarrollo argentino.